En esta difícil situación de pandemia de la Covid-19 que estamos viviendo, no son muchas las noticias positivas que contribuyen a alegrar nuestros días. No obstante, como médico me resulta muy gratificante ver como ante esta grave amenaza la sanidad de nuestro país ha unido fuerzas para dar respuesta a la misma coordinando estrategias y uniendo esfuerzos, tanto desde la medicina pública como desde la privada.
Los médicos sabemos bien que pertenece al siglo pasado la dicotomía entre la medicina de alto nivel, que se practicaba en los hospitales públicos, y la medicina aparentemente más modesta que se ofrecía en el ámbito privado. Se decía erróneamente que muchos médicos hacían ciencia en el hospital público y compensaban su economía con su práctica privada.
Afortunadamente, hace muchos años que esto no es así por varias razones. El sector público y el sector privado en el entorno sanitario son complementarios y se necesitan mutuamente.
En la actualidad, los profesionales que trabajan en uno y otro colaboran entre sí, comparten sus conocimientos con fluidez, participan en ensayos clínicos y estudios conjuntos y, muchos de ellos, desarrollan su actividad en ambos sectores. Sin embargo, en ocasiones vemos como en la sociedad y en los medios de comunicación la imagen de esta dicotomía aún persiste
Como médico he desarrollado toda mi carrera profesional en una institución privada con dimensión hospitalaria y vínculo docente y universitario, y me enorgullece profundamente comprobar como, en una situación
como la actual, de grave crisis sanitaria todos los profesionales sanitarios hemos sabido unir nuestros esfuerzos para luchar frente a la pandemia.
La sanidad privada se ha puesto al servicio de la medicina pública ofreciendo toda su colaboración tanto a nivel de profesionales médicos, enfermería y demás personal sanitario a título individual, como en el ámbito de distintas agrupaciones médicas, instituciones y grandes grupos hospitalarios. Me llena de satisfacción que la corporación a la que pertenece nuestro hospital haya estado profundamente implicada atendiendo a más de 1.000 pacientes ingresados por la Covid-19, y, aunque por razones de edad, no he podido estar en primera línea, estoy muy orgulloso de la actuación de mis compañeros, que, al igual que los de todos los hospitales, han dado lo mejor de sí mismos en esta
lucha.
Aunque a veces no lo parezca, el nuestro es un país de colaboración y de pacto, y en esta ocasión esto se ha puesto claramente de manifiesto. Junto a los profesionales de la salud, la industria farmacéutica, los centros de investigación públicos y privados y las compañías aseguradoras de salud han trabajado conjuntamente para hacer frente a la grave situación ofreciendo por igual la mejor atención médica y humana a los pacientes.
Estoy plenamente convencido de que el viejo debate entre medicina pública y privada tiene, sea cual sea su financiación, una sola respuesta: la buena medicina, y afortunadamente la de nuestro país lo es.
“En una situación como esta, todos los profesionales han aunado fuerzas contra la pandemia”