Proyecto impulsado por la Fundación Barcelona Salut
Una prueba piloto permitirá instalar los dispositivos en 50 vehículos de la ciudad y del área metropolitana
Jordi Martín ama su profesión. Es taxista de Barcelona desde hace más de una década. Hace unos años quedó conmocionado cuando un turista se desplomó en la terminal 2 del aeropuerto. Sufrió un infarto y murió. Martín poco pudo hacer más que llamar a la ambulancia. Aquel suceso le marcó y decidió actuar. Él actualmente es el presidente de la asociación solidaria SOS Taxi y uno de los impulsores de una prueba piloto que dotará a 50 taxis de Barcelona de desfibriladores para casos de emergencia. Pero lo que es la vida. Martín, de 50 años, sufrió hace unos meses un infarto y gracias a una formación que hizo supo reconocer los síntomas y puede contarlo hoy en día.
“Con lo que me enseñaron en el curso sabía lo que me ocurría. Llegué a casa con mucho malestar y al abrir la puerta le dije a mi mujer que llamara a una ambulancia porque estaba sufriendo un infarto. Entonces caí redondo al suelo”, recuerda Jordi, que tras un largo proceso de recuperación y un cambio de hábitos ha vuelto al volante. Él ya lleva un desfibrilador en el taxi y afortunadamente no lo ha tenido que usar todavía.
El proyecto se quería iniciar el año pasado pero la covid lo paró y ahora se ha reactivado. La prueba piloto está prevista que empiece a andar en octubre o noviembre, siempre y cuando las circunstancias sanitarias lo permitan. Una cincuentena de taxistas recientemente se han formado o lo están haciendo en técnicas de soporte vital básico, de reanimación cardiopulmonar y uso del desfibrilador.
Las clases, que se realizan de forma virtual y presencial, están homologadas por el Consejo Europeo de Resucitación y las imparte la Fundación Barcelona Salut, entidad sin ánimo de lucro que cederá gratuitamente los 50 aparatos a los conductores. Entre los participantes, hay tanto hombres como mujeres de diferentes edades.
El dispositivo que se les entregará es de última generación. “La decisión de provocar la descarga no depende de la persona sino del aparato. Son unidades digitales que antes de actuar chequean a la persona y si la causa no tiene relación directa con el tema cardiaco no produce la descarga”, detalla Juan Soriano, secretario general de la Fundació Barcelona Salut. “Tenemos claro que no somos sanitarios. Seremos un punto de soporte vital básico para las emergencias hasta que lleguen los profesionales”, añade el presidente de SOS Taxi Barcelona.
En el caso de los taxis al estar en circulación, geolocalizados y en contacto con el Sistema d’Emergències Mèdiques (SEM), una rápida intervención puede ser vital. “Las ambulancias o los bomberos están en sus bases y salen a requerimiento cuando hay una emergencia, pero los taxis están en movimiento 24 horas por lo que es posible que lleguen antes”, señala Soriano. Con la idea de abarcar un mayor territorio, los desfibriladores se repartirán estratégicamente. “No nos centraremos solamente en Barcelona sino que los compañeros estarán distribuidos para poder abarcar los 36 municipios que conforman el área metropolitana”, detalla el presidente de SOS Taxi, que destaca que es un proyecto abierto a todos los taxistas.
La Fundación Barcelona Salut impulsa desde el 2014 en colaboración con las administraciones el proyecto Catalunya, Territorio Cardioprotegido, por el que se ha dotado de desfibriladoresa farmacias, los mercados municipales de Barcelona y varias estaciones del metro. “La muerte súbita no avisa y multiplica por 16 las muertes que origina el tráfico en Catalunya”, advierte Soriano, quien apunta que a lo largo de estos últimos seis años los aparatos de la fundación han logrado salvar 42 vidas.
Los taxistas también podrán hacerlo próximamente. El sector demuestra una vez más su lado solidario, como ya lo hizo en los atentados de la Rambla y durante el estado de alarma con desplazamientos gratuitos a sanitarios.